Hace 50 años se buscó petróleo en el partido de Tordillo

El Gobernador Axel Kicillof viene sosteniendo hace tiempo que la provincia de Buenos Aires es petrolera, dado las múltiples refinerías que hay en su territorio.
A través del tiempo distintos gobiernos han hablado y formulado diversos proyectos para extraer petróleo en el mar y en zonas cercanas a la costa bonaerense, incluso el año pasado se señaló la posibilidad de hacerlo en un lugar próximo a Mar del Plata.
Lo cierto y quizás no muchos recuerdan, es que hace años se realizaron perforaciones en el Partido de Tordillo, cuyos resultados pese a ser negativos dieron orígenes a conjeturas que hacían suponer que ello no era realmente así, difícil de comprobar dado que los pozos perforados fueron sellados.
En julio de 1969 la revista “Perfiles” dedicaba su tapa y una nota a lo que llamaba “La verdad sobre el petróleo”, donde se hablaba de la conmoción que vivía Gral. Conesa ante la presencia de enormes camiones semi remolques, de los cuales se descargaban descomunales maquinarias, caños y hasta una torre, haciéndose en cierta manera cierto lo que muchos decían, buscarían petróleo en la región.
El dueño del único surtidor que tenía el pueblo lograba que la empresa YPF respondiera a sus denodados requerimientos, reemplazando por nuevos el vetusto artefacto que utilizaba para proveer combustible a los vehículos, además el comerciante resaltaba, que de no vender un solo litro de gasoil había pasado a expender 4.000 litros diarios.
El autor de la nota y director de la revista, Norberto Rojas, decía que se había dirigido por un precario camino hasta el campo de la señora Tomasa V. de Cutta, ubicado a unos 10 km de General Conesa, y desde allí por uno recién construido hasta unas instalaciones cercadas que ocupaban aproximadamente 2 hectáreas, el campamento petrolero donde había febril actividad y en el que se levantaba una imponente torre petrolera, lugar donde resaltaba se escuchaba un permanente ruido producto de tres generadores de una usina instalada al pie de la misma, señalando que con la energía que ellos producían se podía prácticamente abastecer a una ciudad.
Indicaba Rojas haberse entrevistado con el responsable de la tarea de exploración, Maurie Ellis, un californiano que manejaba con fluidez el castellano en virtud de haber vivido en Venezuela, quien le había brindado datos técnicos y comentado sobre las posibilidades de encontrar petróleo en la zona, resaltando que este le había dicho que esa perforación era la mayor realizada en el país, que periódicamente se extraían muestras del terreno para ser enviadas al laboratorio. Que el mecanismo de perforación era un trépano que se cambiaba aproximadamente cada 12 horas, y que el costo de cada uno alcanzaba aproximadamente la suma de 500 dólares.
Un geólogo, que trabajaba en forma permanente en el lugar, señalaba que la única certeza para saber si había petróleo se lograba perforando, ya que el agua salada brindaba a veces las mismas señales que el hidrocarburo, indicando que según la Ley de Hidrocarburos se habían licitado en nuestra plataforma continental como zonas de exploración para la búsqueda de petróleo la cuenca del Río de la Plata, Bahía Blanca y golfo San Jorge, resaltando sobre la primera que no se podía asegurar que existieran acumulaciones de hidrocarburo de alto rendimiento, pero que sin embargo y aun siendo las napas de poco rendimiento su explotación sería rentable, por la ubicación privilegiada que tendrían estos yacimientos con relación a los centros de destilación y consumo.
Según se puede observar en el plano que ilustraba la nota y que reproducimos, el área para la búsqueda de petróleo comprendía desde la Ensenada de Samborombón hasta Mar del Plata, y desde el mar hasta las Sierras de Tandil, incluyendo por supuesto al Partido de Dolores y aledaños.
Como conclusión Rojas decía que el petróleo en la zona era una posibilidad firme pero que había que esperarla, que los ganaderos no debían temer sobre el destino de sus campos porque ambas explotaciones eran compatibles.
Como dijimos al principio, el trabajo y la costosa inversión dieron resultados negativos, aunque más de un lugareño que estuvo en contacto con el trabajo de perforación dejó trascender sus dudas sobre el informe final, resaltando estos al propio tiempo, que lo que se había encontrado era agua dulce en abundancia, tan necesaria para esos campos donde es muy salada pero la que nadie pudo aprovechar.
A poco más de 50 años de aquella perforación en la zona de General Conesa buscando petróleo, sólo lo reflejado en esta revista Perfiles da cuenta del trabajo realizado, y de cómo en cierta manera cambiaron las expectativas de desarrollo de esa localidad. (Fuente Diario Compromiso)