La investigación fue realizada por la Universidad Nacional de La Plata. El detalle de los resultados.
Integrantes de la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable de Tandil presentaron los del estudio de agua de red local encargado a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
A través de una campaña denominada “¿Qué agua tomamos en Tandil?”, el espacio comenzó hace unas semanas a sensibilizar a la población y a instalar la inquietud a partir de carteles pegados en el centro de la ciudad, y también de una intervención en la Municipalidad, informó el diario El Eco de Tandil.
Con la interpelación puesta en la esfera pública, la incógnita se develó ayer en una conferencia de prensa trasmitida virtualmente de la que participaron Gabriela Soler, Petra Marzocca y Juan Tomás Midey, quienes compartieron los datos relevados por el examen bioquímico.
El análisis fue realizado de manera autogestiva por la organización ciudadana y procesado en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, con la colaboración del doctor Damián Marino, del Centro de Investigaciones del Medioambiente, de la UNLP-Conicet.
MUESTRAS
Según informaron, la recolección de muestras se llevó a cabo el 12 de junio pasado de acuerdo al protocolo establecido por la casa de estudios superiores para garantizar la seguridad y transparencia del proceso.
Actuó como testigo Petra Marzocca, referente de la entidad Memoria por la Vida en Democracia. Asimismo, recalcaron que las muestras se recolectaron durante un período de sequía y con un muy bajo porcentaje de aplicación de agroquímicos según el calendario agrícola.
De esta manera, personal técnico capacitado recogió muestras en cinco lugares diferentes, que respondían a los criterios previstos en el protocolo y que abarcaron tanto la zona urbana como el ámbito rural.
En este marco, se tomaron muestras de agua en el centro de la ciudad, de una canilla ubicada en el exterior de la Municipalidad; de un vivero agroecológico ubicado en la zona de la Sociedad Rural; de la canilla de uso común de la Escuela de De la Canal; de una vivienda de la localidad de María Ignacia; y del centro cultural La Vieja Escuela de Gardey. Al día siguiente, es decir, el 13 de junio, las muestras fueron remitidas al laboratorio platense para su examinación.
RESULTADOS
El estudio confirmó la presencia de al menos ocho agroquímicos en el agua de la localidad, tanto herbicidas, insecticidas y fungicidas. En el caso de De la Canal, las pruebas detectaron cuatro formulados activos y en la muestra extraída en María Ignacia, la concentración de dichas sustancias supera el máximo establecido por la Unión Europea y no debería considerarse agua apta para consumo humano.
El análisis refrendó la existencia de Atrazina, Hidroxyatrazina, Azoxistrobin, Cipermetrina, Imidacloprid, Metolacloro, Piperonil butóxido y Tebucozanol.
El doctor Marino aclaró que hubo problemas con una muestra por la concentración de Cipermetrina y señaló que “hay en todas detección por debajo de los límites permitidos, pero concentración al fin”.
Asimismo, los integrantes de la Junta Vecinal, que el año pasado lucharon contra la sanción de la actual ordenanza que regula la aplicación de agroquímicos en el partido de Tandil al ponderarla como “muy permisiva”, sostuvieron que “lo que hoy está permitido en Argentina es circunstancial y para que esto cambie debemos alzar la voz de manera clara y contundente, por nuestro derecho a contar con un agua libre de plaguicidas”.
Además, cuestionaron que, si no cambia la reglamentación del uso de estas sustancias, inexorablemente con el correr del tiempo todas las muestras estarán comprometidas con altos niveles de toxicidad.
(Fuente: https://www.entrelineas.info/)