El acusado es oriundo de la zona sur del conurbano bonaerense y de acuerdo a las imágenes en redes sociales, pasan buena parte de sus días en San Clemente del Tuyú.
“Cuento esto porque ya no aguanto más. No puedo vivir tranquila”, escribió en su cuenta de Instagram Camila, una joven de 18 años que, a través de una carta abierta, denunció públicamente haber sido víctima de abuso sexual. Un año atrás hizo la denuncia ante la Justicia.
El acusado es, según su relato, su tío Adrián, que habría abusado de ella al menos dos veces. Además -contó- es víctima de acoso por parte de su tía Andrea, que junto a él la hostiga desde que el hecho tomó estado público. Los acusados son oriundos de la zona sur del conurbano bonaerense y de acuerdo a las imágenes en redes sociales, pasan buena parte de sus días en San Clemente del Tuyú.
Camila -su apellido se reserva por tratarse de una víctima de abuso sexual- tiene 18 años y vive con su mamá. Desde sus 11 años, cuando murió su abuelo, su vida se convirtió en un calvario, según el relato. La adolescencia y el duelo por la pérdida de esa figura hicieron que se cierre, luego se enfermó de depresión y hasta atentó contra su vida cinco veces en 2018.
“Me sentía un estorbo, que no servía para nada. Entre esas cosas yo tenía recuerdos borrosos de alguien tocándome, pero no sabía absolutamente nada más. No distinguía a la persona ni recordaba cuándo había sido”, escribió la joven.
A partir de estos episodios comenzó terapia en 2019. La atendieron un psicólogo y un psiquiatra. Por el tratamiento comenzó a tomar medicación y hasta perdió un año de clases. Dos años después pudo hablar. En una charla con su mamá le describió una situación que había vivido en la casa de sus tíos.
“Fui a jugar con mi primo. En ese momento tenía 8 ó 9 años, no recuerdo bien todavía. Me quedé a dormir, como de costumbre. A la madrugada me desperté por un ruido en la puerta y vi a mi tío masturbándose. No entendí lo que pasaba, me hice la dormida y pasó. Al día siguiente me desperté y les pedí que me llevaran a mi casa. Me sentía sucia y lo primero que hice al llegar fue bañarme”, recordó en su carta Camila.
La joven, víctima también de un sistema patriarcal que le reclama a las víctimas condiciones, aclaró “no quise y no pude contar esto antes porque tenía miedo y no entendía nada”y se refirió a aquella vez en que pudo pronunciar los hechos por primera vez. Fue en 2021 luego de haber hecho en terapia algunos ejercicios para indagar sobre lo que había pasado. Su madre todos los días le preguntaba si había algo más. Y había.
“Una noche, después de una sesión de terapia hablando con mi mamá, me puse mal porque en esa sesión había empezado a tener recuerdos más claros. Ella me empezó a hacer preguntas sobre esos recuerdos y entre esas preguntas que me hizo logré recordar ese momento que había olvidado”, agregó Camila. El recuerdo trataba de un episodio en el que había sido violada por la misma persona en una tarde de pileta en la casa de sus tíos.
De aquella vez le resonaba una frase: “No le digas a nadie porque no te van a creer”. La amenaza se repitió durante años. Entre 2014 y 2018, en cada reunión familiar, Camila escuchó una y otra vez el “Sh, calladita” que era dicho envuelto en un abrazo.
La terapia hizo que ella pueda entender la trama detrás de estos momentos de violencia y antes de que cumpliera los 18 años, el año pasado, hizo la denuncia. Al día de hoy ella vive acosada por haber hablado, pero comparte su historia porque no quiere más víctimas, porque su miedo no es solo por ella sino también por todos los otros niños y niñas que están expuestos.
*Línea 137: Si sos víctima de abusos o conocés a alguien que lo sea, llamá a esta línea que pertenece al Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación, para que te asesoren sobre los pasos a seguir.
(Fuente: Entrelineas)