Violento asalto a una conocida familia de Brandsen

Estuvieron casi una hora con 5 delincuentes armados dentro de su casa.

Un hecho de similares características a los ocurridos semanas atrás -en los que fueron víctimas dos comerciantes- que vuelve a encender las alarmas en el sistema de seguridad local. Es la misma banda?.

A las ocho de la noche del martes, Mario Trivillin y su esposa Norma se preparaban para la cena. Mario hacia reposo en su quinta ubicada sobre la ruta 210. Se había vacunado un día antes y presentaba un cuadro febril. De golpe, apareció Natalia, la señora que ayuda en las tareas hogareñas y que vive en una casita del fondo con sus dos hijos. Llegó con uno de sus hijos y con una indeseable compañía: cinco delincuentes armados.

Los malvivientes rápidamente hicieron lo de siempre: golpearon con un culatazo a Mario para amedrentarlo de entrada y se distribuyeron la tarea. Mientras uno revolvía todo, otro le apuntaba a Mario exigiéndole armas, dólares y la llave de una inexistente caja de seguridad. Y un tercero se movilizaba con Norma en busca de objetos de valor.

Se los veía –nos dicen- resueltos y tranquilos. No eran improvisados. El que conducía el operativo era un tipo robusto, de unos 40 años, que actuó a cara descubierta. Otros tres se tapaban gorros y sólo uno usaba barbijo. No había menores.

Todo indica que se trató de un golpe comando perfectamente orquestado. Accedieron al predio por los fondos, tras romper una reja. Y usaron ropa que estaba tendida para poder bloquear los sensores. A partir de alií, con casi todo controlado (decimos casi porque al menos uno de los hijos de Natalia logro escapar) protagonizaron una escena de sobra conocida: amenazas, exhibición de armas, búsqueda de plata, tensión, nerviosismo, miedo. Los delincuentes estuvieron en la casa casi una hora.

En esos minutos, Trivillín, temiendo que al llegar la policía se produjera un enfrentamiento que agravara aún más la situación, les reiteró que no tenia dólares ni armas ni caja de seguridad y que lo mejor era que se llevaran todo, que no lastimaran a nadie y que se dieran a la fuga antes de que llegaran los patrulleros. No los ataron y se marcharon con un botín, según trascendió, que estaba lejos de colmar sus expectativas.
Un rato después llegaron los patrulleros.

Gentileza Semanario Tribuna

(Fuente: Detrás de la noticia)